martes, 18 de octubre de 2011

Baeza, Concha. (2001). Vinos de España. Madrid: Libsa. p. 58


LA CATA (LA PRUEBA FINAL)


Para que este análisis pueda realizarse a conciencia hay que contar con una predisposición, un ambiente, una copa y una técnica adecuada.
PREDISPOSICIÓN Y AMBIENTE: Para evitar que otros olores se mezclen con las sensaciones producidas por el propio vino, se recomienda no comer abundantemente unas horas antes de la cata. La sala donde tenga lugar la cata ha de estar bien ventilada, sin olores, con una temperatura agradable. Ante el catador se debe instalar una mesa con mantel blanco, luz directa y no enfrentarse a mas de 10 tipos de vinos diferentes.
También es importante que los vinos estén cada uno a temperatura adecuada para que sus características no se distorsionen.
MIRAR: Para apreciar correctamente los colores del vino, hay que inclinar la copa unos 45 grados y contrastar el color (con su intensidad y sus matices) con una superficie de color blanco.Para percibir bien la densidad y comprobar su grado de glicerina y alcohol, se hace girar brevemente y se mira el rastro que el vino ha podido dejar en el cristal.
OLER: Con la copa parada, hacemos una primera y decidida inhalación en la que podremos apreciar, si es que los hay, defectos de humedad o contaminación. Seguimos con la copa apoyada en la mesa, pero ahora le damos un rápido movimiento de rotación. Este movimiento rompe la superficie del liquido y hace que se desprendan algunas moléculas de olor, lo que nos permite encontrarnos con los aromas dominantes. Finalmente con la copa sujeta por la base se agita el vino con un movimiento circular. Así se desprenden mayor cantidades de olores, por lo que solo nos queda acercarnos la copa a la nariz e inhalar una sola vez muy suave y lentamente, hasta llenarnos los pulmones, y retiramos la copa.
GUSTAR: Ha llegado el momento de tomar un sorbo de vino en la boca y mantenerlo en ella unos segundos para apreciar tanto los sabores propiamente dichos. Después de tener el vino en la boca durante seis u ocho segundos podemos optar por esculpirlo o tragarlo. En este punto final es cuando notamos el gusto del vino, es decir, una percepción simultanea de partículas de olor y sabor.


YAZMIN DOMINGUEZ HERNANDEZ

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