EL CHOCOLATE
En su origen, era una bebida sencilla que se tomaba en jícaras y hasta la fecha así se consume en algunas poblaciones. Paulatinamente se le incorporaron otros ingredientes, y ya en el siglo XVII se transformo en la delicada bebida que conocemos. Lo consumían todas las clases sociales y fue nada menos que uno de los virreyes, el marques de Mancera, quien ideo las famosas mancerinas, que consistían en tazas o pocillos pegados al plato, las cuales les permitía llevar las dos piezas a la boca sin necesidad de levantar la taza del plato. El uso del chocolate fue tan común como el te en Inglaterra; a tal grado fue popular que los sueldos de algunos profesores y otros empleados del Real y Mas Antiguo Colegio de San Idelfonso incluían raciones de tal delicia. También en este siglo el barroco alcanzo su explosión, el cual tuvo una enorme influencia en el arte culinario. Como ejemplo de este fenómeno tenemos el exquisito mole poblano creado por la monja sor Andrea de la Asunción, según cuenta la leyenda.
A raíz de la independencia un buen numero de mexicanos sintió un poco mas cerca la posibilidad de elevar su nivel de vida. Deseaba ponerse al día, incorporarse a la marcha del progreso, mirarse como los pueblos mas adelantados, recuperar el tiempo perdido, pero al hacerlo no quiso renunciar a sus viejas costumbres o comodidades, tal fue el caso del regio sabor a chocolate; tampoco aceptaba sin reservas todas las manifestaciones de esa modernidad que tanto codiciaba. Indeciso y goloso, el mexicano se entrego ciegamente al café y al te. Este caminar entre dos aguas, querer y no querer a la vez, aceptar hoy y rechazar mañana, resume resume de cierta forma nuestra peculiar manera de ser.
YAZMIN DOMINGUEZ HERNANDEZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario